Para cuándo myhouse.google.com?

Lindo día, si. Hermoso. Tan lindo que veo muy adorable e inofensiva la posibilidad de ir hasta una estación de servicio, comprar 5 litros de nafta, rociar toda mi habitacion y tirar un fósforo, todo mientras escucho la banda sonora de alguna película épica y me río como maniático.
Uno de los problemas en ese caso sería que al rato se me acaba la música, porque el fuego no va a hacer excepción con la computadora, y los parlantitos son de plástico. Otro detalle, tampoco voy a encontrar lo que busco haciendo una superactuación piromaníaca.
Debería estar estudiando para el parcial. Si, ese mismo parcial que, a pesar de que en mi cabeza tenía fecha el miércoles, se corrió mágicamente al martes inmediato anterior. Ya fué, seguro hay recuperatorio. Además, no me va a interesar mucho leer unas 70 páginas sobre organización de la producción, elaboración de planes maestros y planeamiento de inventarios entre otros.
Entonces, como mi cerebro no quiso aceptar voluntariamente esa tortura, me hizo acordar que tengo en el teléfono una foto que tan gentilmente me envió una amiga. Si, salgo con cara de dormido, pero no importa, no es nada nuevo. Me propuse a buscar el puto cable USB para conectar el aparato, y no apareció. Ni rastros.
"La puta madre, si lo use... cuándo? hace dos o tres meses! como va a desaparecer?"
Como pensé que un cable no tenía muchos lugares para esconderse, decidí empezar la búsqueda, que todavía no tuvo resultados, después de un par de horas revolviendo todo posible escondite para una puta tira negra de 50 centímetros de largo con una ficha en cada punta.
Y cuando digo "no tuvo resultados", me refiero exclusivamente al cable. Porque encontré unas 200 cosas que ni me acordaba que existían, entre ellas:

• El cooler que le saqué a la PC porque tenía rota una paleta.
• El teléfono viejo, destruído pero todavía con ganas de vivir.
• Una bola 8 de pool.
• Una gorra de Ferrari, que tengo desde que era un boludo fanático de la F1.
• Las coordenadas del escondite de Bin Laden.
• La cura contra el SIDA, el cáncer y el envenenamiento con chizitos.
  
• Un autógrafo de Hitler, con dedicatoria.
• La paz mundial.

Pero no, el cable de mierda brilla por su ausencia. Ya perdí las esperanzas, y creo que asumí que es todo una jugada medio macabra del subconsciente intentando decir "dejate de romper las pelotas y ponete a estudiar".
Y seguramente hoy a la tarde, mientras esté rindiendo el parcial, me voy a poner a pensar y lo primero que me va a venir a la mente es la ubicación del cablecito. Y voy a putear. Y voy a entregar. Y me voy a venir, re caliente, a darme cuenta que al fin y al cabo, el teléfono no va a tener ganas de transferir la foto.

PD: Para los que no entendieron el título, click acá.