No tiene precio.
Despues de cuarenta y seis horas de lluvia consecutiva, la ciudad parecia una pequeña Venecia. Las calles, que no daban a basto para drenar toda el agua, parecían rios bastante profundos.
Las zonas más bajas de la ciudad eran lagos, miles de personas evacuadas. Nadie estaba preparado para semejante catástrofe. Siete helicopteros sobrevolaban la zona, rescatando a los nadadores y a aquellos que estan en los techos de sus antiguas casas.
Entre los que están a salvo, hay muchos que lloran, la desesperación es infinita. Familias que perdieron a seres queridos, niños que perdieron sus juguetes, personas que perdieron todo.
El agua seguía subiendo, casi toda la ciudad estaba cubierta. Mientras tanto, en la zona más alta de la ciudad, que no había sido afectada por la inundación, una persona saca su moto de agua. Tras llevarla un par de metros en un trailer tirado por su Range Rover, la acomoda en el agua, y se pone a hacer piruetas. Mientras esquivaba los techos de las edificaciones, se llevaba los insultos de el 95% restante de la población.
Y sí, hay cosas que no tienen precio. El mejor ejemplo fue la bala que terminó con la travesía del dueño de la motito, y que sirvió para pintar de rojo el agua marrón.
Las zonas más bajas de la ciudad eran lagos, miles de personas evacuadas. Nadie estaba preparado para semejante catástrofe. Siete helicopteros sobrevolaban la zona, rescatando a los nadadores y a aquellos que estan en los techos de sus antiguas casas.
Entre los que están a salvo, hay muchos que lloran, la desesperación es infinita. Familias que perdieron a seres queridos, niños que perdieron sus juguetes, personas que perdieron todo.
El agua seguía subiendo, casi toda la ciudad estaba cubierta. Mientras tanto, en la zona más alta de la ciudad, que no había sido afectada por la inundación, una persona saca su moto de agua. Tras llevarla un par de metros en un trailer tirado por su Range Rover, la acomoda en el agua, y se pone a hacer piruetas. Mientras esquivaba los techos de las edificaciones, se llevaba los insultos de el 95% restante de la población.
Y sí, hay cosas que no tienen precio. El mejor ejemplo fue la bala que terminó con la travesía del dueño de la motito, y que sirvió para pintar de rojo el agua marrón.
Etiquetas: Ficcion
2 Comentarios
sí, no tendría precio. ya compraremos nuestras uzis.
jajaja, debería haberme imaginado este "inesperado" final, viniendo de vos. jaja