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Exorcizamus te, omnis immundus spiritus, omnis satanica potestas, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio et secta diabolica!

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30 de mayo de 2006

Ojos de diariero.

Una transitada avenida céntrica, cuyo nombre es irrelevante. A esa hora habia mucho movimiento de autos, debido principalmente a que era horario de salida de muchos colegios, y de muchos puestos de trabajo.
El tránsito avanzaba lentamente al ritmo de los bocinazos de los más impacientes, mientras algunos se esforzaban por insultar.
En una esquina, zigzagueando entre los autos, dobla en contramano, entrando a la avenida un patrullero de la policía, que se estaciona a mano izquierda con las sirenas encendidas, mientras colaboraba en hacer un poco más difícil el tránsito por esa zona.
Del auto se bajan dos oficiales, que se ubican parsimoniosamente en la bocacalle de dicha esquina, para actuar a modo de semáforo viviente. El auto, doblemente mal estacionado, quedó ahí hasta que el transito volvio a tomar ritmo normal, una hora y media despues.
Los dos oficiales, satisfechos de haber llevado a cabo su tarea diaria, se suben al móvil mientras jocosamente se burlan de aquellos a los cuales habían encontrado en infracción. Salen por esa misma avenida, hacen una cuadra en contramano y se pierden tras doblar en la esquina.
El vendedor de diarios que fue testigo casual de la escena, continuando su trabajo se quedó pensando en la ironía de la circunstancia que le había tocado vivir, y sin darle muchas vueltas al asunto, resolvió que todo hubiera ido mejor sin la aparición del patrullero.

(Historia que, a pesar de ser infinitamente verosímil, todavía no se ha dado en la vida real. O al menos, no me he enterado.)

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1 Comentarios

Blogger Energúmeno dijo...

A la policía argentina se le han dado tantos poderes, que semejantes giles se creen el poder personaficado. Y así vienen la corrupción y la delincuencia haciendose un 69.
Muy cierto tu escrito.

30/5/06 3:23 p. m.