Solitude, my friend.
Después de salir del San Martin, me volví a mi casa caminando, a eso de las 5.30 de la mañana. No había nadie en la calle, ni autos, ni gente, ni animales, ni fantasmas.
Caminé unas 5 cuadras en total soledad, en una calle que era digna de pertenecer a un pueblo fantasma. El único sonido que se escuchaba era el de mi respiración.
Me hizo muy bien. Más que nunca.
Caminé unas 5 cuadras en total soledad, en una calle que era digna de pertenecer a un pueblo fantasma. El único sonido que se escuchaba era el de mi respiración.
Me hizo muy bien. Más que nunca.
Etiquetas: Reflexiones
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