Noche natural.
Pobre calle, siempre tan llena de gente, y ahora se queda sola. Nadie la comprende, no le gusta la soledad. Los autos indiferentes aceleran, aún más allá del límite de velocidad permitida. El miedo toma el control, pero el granizo está muy lejos.
Minutos después, desolación. El viento corre libremente por la calle vacía, mientras las vidrieras lo ven pasar. El pavimento mojado brilla impecable, los árboles se regocijan entre las gotas.
Mientras recorría de nuevo las desiertas calles, me pareció sentir la indestructible fuerza de la naturaleza. En ese preciso instante, el viento deja de soplar y la lluvia cesa. Calma.
Sigo mi camino en medio de este pequeño desierto de cemento mojado.
Etiquetas: Ficcion
1 Comentarios
Te estan convirtiendo en poeta, o filosofo o algo por el estilo,nada mal, para quien le gusta y entiende la poesia supongo que le veran un estilo poetico a tus reflexiones jeje. Besos, solo quisieras q no te pierdas en tus pensamientos.